lunes, 17 de agosto de 2009
La placa de las 13 rosas
Desde luego que la memoria democrática de España, no es de titularidad de partido, asociación o fundación en exclusiva, pertenece a todas y a todos los españoles y entendemos que todos queremos recuperarla -sigue secuestrada por un Estado que decimos de derecho-, como bien y patrimonio colectivo, aunque en los métodos no coincidamos con el partido que sustenta al actual Gobierno.
Lo ocurrido el pasado miércoles en el cementerio del este no gustó, salvo a las personas vinculadas al PSOE, a casi nadie de los asistentes, y no sólo por el hecho en sí de dos citas casi a la vez, que por ello ya indica la no coincidencia en cómo hacer las cosas y cuáles son las que debemos recuperar y revitalizar, sino por la decisión unilateral de cambiar una placa que, desde 1988 recordaba a las fusiladas –a las trece, sin especificar nombres- lugar común desde entonces para todas las personas que, particular o colectivamente, quería rendirlas recuerdo y homenaje, por otra que, insertando los trece nombres, firma una Fundación en nombre del pueblo de Madrid (¡). Queda patente el talante manipulador del responsable con sólo este detalle pero pecó de ingenuo al no calibrar la reacción del resto de mortales que, año tras año, aún antes de la colocación de la primera placa e incluso antes del fallecimiento del general Franco, acudían los 5 de agosto a poner flores a la tumba de Ana López Gallego, una de las muchachas fusiladas y, de paso, encontrarse con los compañeros y compañeras en fugaz y clandestino recuerdo: la reacción fue más que inmediata y allí mismo fueron denunciados por manipulación en los medios de prensa que tanto les gusta y a los que tanto temen, respetan y utilizan.
Rectificación, eso se les pedía, rectificación y respeto al trabajo realizado por las demás entidades de memoria, ciudadanas, de familiares, a los otros partidos políticos de izquierda, que también existen, y otras entidades comprometidas con la recuperación de la historia y los valores democráticos de este país nuestro. Llegar tarde, pero, eso sí, arrasando con la bandera de la Ley de Memoria como si fuera un fin en si misma podemos clasificarlo de todo menos de democrático porque hay que preguntarse: ¿por qué tanta loa al sacrificio de las 13 jóvenes desde el partido del gobierno este último 5 de agosto cuando sus injustas sentencias siguen jurídicamente firmes y en la Ley 52/07 auspiciada por el mismo PSOE no consintió anularlas? Eso se llama doble moral y considerar tonto, como poco, al respetable ciudadano al que luego se le pide el voto.
Por otro lado, el término socialista, que aparece en el nombre del partido gobernante tampoco es patrimonio en exclusivo; término, no contenido, que eso sería harina de otro costal. Las Juventudes Socialistas Unificadas nunca pertenecieron a las Internacional Socialista; es más la propia JS se marchó de ella antes de la fusión con la JC; fue sólo en marzo de 1939, con el apoyo al golpe de Casado cuando se reorganizan otra vez la JS y se integran en la II Internacional. Decir otra cosa es faltar a la verdad histórica y, por tanto manipular. O si no, que se lo explique Santiago Carrillo que lo sabe muy bien.
Por prensa quedamos enterados de la restitución de la antigua placa a su lugar en breve. Rectificar es de sabios. Veremos cuando y como se formaliza la instalación, podría hacerse en desagravio a las veteranas y veteranos aún vivos que estuvieron el pasado cinco en el cementerio, las y los familiares de las víctimas que durante años y años han mantenido y mantienen la llama de la verdad de la represión y, además, un baño público que humildad a la Fundación 13 Rosas que les permita caminar juntos y sin complejos con todos en este largo, arduo y costoso trabajo de recuperar la historia desde aquel lejano 1931 en que comenzó el proceso democrático en la vida social, política en cultural en España. Sobrar no sobra nada, salvo la soberbia y la derecha reaccionaria.
Comunicado de la Secretaría de Memoria del PCE
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