Aminetu esta de nuevo en El Aaiún.
Ha sido una lucha de más de un mes de lucha y de huelga de hambre como medio para presionar, a gobiernos y organizaciones mundiales responsables de la situación que vive el Sahara Occidental.
Ni el gobierno español, no afrontando el compromiso que adquirió con el pueblo saharaui, ni el gobierno marroquí con su soberbia invasión de un territorio que pide su justa autodeterminación, han podido doblegar la dignidad de Aminetu.
No han podido ni con Aminetu, ni con la dignidad de todo un pueblo, sabedor de que esta victoria es otro paso en una lucha que ya dura demasiados años.
Cuando los gobiernos español y marroquí se habían sacudido el problema del Sahara, dejando que lo cubriera el polvo del olvido, el acto de resistencia de Haidar ha vuelto a poner en primera plana de actualidad, la falta de Derechos Humanos que ejerce Marruecos en este territorio.
Una falta de Derechos Humanos que se hace mas patente, con un aeropuerto cerrado a cal y canto, para impedir a los periodistas informar de la llegada de Aminetu. O con un barrio entero tomado por la policía para reprimir la alegría del regreso de la conocida como “la madre de todos los saharauis”. Represión que pudieron esquivar grupos de jóvenes con pequeñas escaramuzas para lanzar octavillas y gritar consignas en apoyo a Aminetu, al Frente Polisario y en contra de la actitud de Marruecos.
Rabat aseguraba en un comunicado, que la vuelta de Aminetu se debía a “razones humanitarias”. Un acto tan “altruista y digno”, no debería esconderse tras un muro de policías y antidisturbios, intentando reprimir con dureza, derechos tan fundamentales como la alegría, el orgullo o la identidad expresados de forma pacífica.
El Sahara Occidental con esta demostración de dignidad, resistencia y rebeldía vuelve, o debería, poner en el punto de mira de muchas agendas políticas este problema.
La sociedad civil se ha mostrado sensible a este tema, con numerosos actos de apoyo llevados a cabo por colectivos del mundo del espectáculo, políticos, asociaciones, pese a quien le pese sí, han sido los de siempre, aunque también ha propiciado que otros egoístamente se suban al tren solo por y para la critica, sí, son los de siempre.
Esta sociedad civil no puede, ni debe, dejar que el problema del Sahara, vuelva al ostracismo y al olvido, siguiendo presionando a un gobierno, el español, que no denuncia la falta de Derechos Humanos, ni la violencia que se ejerce contra el pueblo saharaui, pero no tiene reparo en mostrar simpatía hacia un gobierno opresor y dictatorial, que reconoce no ser democrático, como es el marroquí.
Varios gobiernos socialistas a lo largo de muchos años, han usado, su apoyo a propiciar un referéndum para la autodeterminación en el Sahara, en épocas electorales para conseguir votos y después olvidar la dignidad de este pueblo.
¿Qué y cuanto le habrá costado al actual gobierno la vuelta de Haidar?
De momento la dignidad y seguramente también, el doblegarse ante algunas pretensiones del actual dictador marroquí.
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