miércoles, 22 de julio de 2009

EL PRINCIPE DE ASTURIAS NO SE MERECE A MARCOS ANA

Marcos Ana, seudónimo del poeta Fernando Macarro Castillo, nació en la pedanía de San Vicente, del municipio de Aleonada en Salamanca, en el seno de una familia humilde de campesinos.
Al estallar la guerra se afilia a las JSU, siendo menor de edad, por lo que no puede reincorporarse al frente hasta 1938. Participa en varias acciones en la batalla de Madrid, siendo comisario político del PC. Antes de la entrada fascista en Madrid ya en 1939, consigue llegar al levante donde es hecho preso por divisiones italianas. Consigue escapar y regresar a Madrid, donde vuelve a ser detenido, torturado y condenado a muerte como miles de republicanos, luchadores por la libertad y demócratas.
Es reconocido por sus compañeros por hacerse cargo de varios pasquines, diarios, organizar grupo, escribir poemas y mantener alta la moral de los presos, lo que le vale una segunda condena a muerte.
Pasa por varias cárceles terminando en el penal de Burgos, tras acumular en sus espaldas 23 años de encierro. En 1961, se beneficia de un decretazo de Franco, que libera a presos políticos que llevaran más de 20 años encarcelados. Marcha a Francia, donde sigue promoviendo y organizando la solidaridad con los presos políticos y sus familias, recorriendo Europa y Sudamérica.
En el 2007 publica “decidme como es un árbol” memorias de la prisión y la vida, un libro donde conocer y aprender de la dignidad de muchos, incluido el propio Marcos Ana, que lucharon por conseguir un mundo mejor y mas justo.
En estos días se ha propuesto la candidatura de Marcos Ana para el “Príncipe de Asturias” de la Concordia, candidatura propuesta por personas y colectivos que estoy convencido lo hacen desde la admiración, el cariño y el respeto hacia este luchador por la libertad, pero ¿el Príncipe de Asturias?
Marcos Ana paso gran parte de su juventud y de su vida en cárceles por defender la libertad, la solidaridad y la fraternidad entre todos los pueblos, en cárceles abiertas para reprimir estos ideales por Franco, deleznable personaje de nuestra historia mas reciente, a quien algunos cobardes de corazón y mente todavía conservan vestigios de su barbarie, tiranía y opresión en nuestras calles.
Para perpetuarse, a pesar de los nuevos aires que soplaban, coloco, como heredero y sucesor suyo, con todos los beneplácitos y bendiciones, a Juan Carlos, que para que nos pasara mejor, le dejo conservar el titulo que su abuelo se llevo cuando salio corriendo en el 31, vendiendo una monarquía que jura lealtad a los principios del movimiento nacional de la dictadura del generalísimo.
No es dictadura, nos imponen monarquía, no es generalísimo, ahora lo llaman rey.
Y ya que somos muy dados a las tradiciones y no perder tanto privilegio regalado, nos colocara a su primogénito Felipe (y así sucesivamente por los siglos de los siglos, si no lo empezamos a remediar desde ya), Príncipe de Asturias de donde se toma el nombre del premio al que se propone a Marcos Ana.
Con estos antecedentes entiendo que el Príncipe de Asturias no tiene entidad suficiente para recibir a Marcos Ana, así como no entiendo que, con los antecedentes anteriores, haya un príncipe de Asturias a la concordia.
Mas le valdría al Borbón leer a Marcos Ana, reunirse con el para aprender de su dignidad, de su falta de venganza, sus ansias de concordia y desde el trabajo duro y, por suerte para Felipe sin el sufrimiento de Marcos Ana, con las mismas opciones que tenemos la mayoría de nosotros, podrá sugerir que le pongan el nombre de Marcos Ana a un premio a la concordia.

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