Como testigo de los acontecimientos acaecidos en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo) en julio de 1936 y tras descifrar algunos de los datos proporcionados por el Archivo Histórico Nacional, Causa General de Toledo-Cáceres (1048, Expe.31), puedo señalar que varias afirmaciones del escribano/alcalde/juez (Justo Aguado) apuntadas en 1939-41 son dudosas o falsas.
A los sublevados contra la República y la Municipalidad, que fueron ajusticiados, se les incautaron los bienes. No hubo « Comité rojo ».
Desde 1932 el Cardenal Segura declaró la guerra a la República. A partir de entonces la Iglesia abandonó sus postulados espirituales (caridad, humanidad…) y colaboró con el fascismo e intervino en la sublevación de1936.
A consecuencia de esto el Estado despropió a la Iglesia de todos sus edificios públicos, que se utilizaron como mejor le convino al pueblo.
La Colectividad Agraria del pueblo de La Torre de Esteban Hambrán aprovechó la Ermita de San Roque para meter paja encautada de los sublevados que serviría para alimentar el ganado facilitado a los braceros.
No fue ningún « delito » como consta en la página 13 del Archivo, sino la sofocación de la rebelión, sofocación llevada a cabo por el alcalde Pedro Caballero Bermúdez, Eudaldo Serrano Recio (teniente alcalde) y personas de izquierdas.
Peralta fue uno de los sublevados, hizo fuego contra personas de izquierdas.
El sacristán Gerardo Papell Sáinz también formaba parte de los sublevados (p.9)
Si fue para la Juventud Católica un sacrilegio el desalojar la Iglesia y la Ermita para fines agrícolas, ¿ No era un sacrilegio de lesa humanidad mantener al pueblo en la miseria, no lo fue la sublevación contra un régimen democrático que emprendió establecer justicia social, no lo fue que casi todos los sublevados pertenecieran a Falange Española y a la Juventud Católica, encabezados por Juan Aguado López, jefe local de Falange y sostenido por los jefes de Escuadra mencionados en el Archivo ?
Se ignoraba en el pueblo que los sublevados pertenecían a Falange.
Página 9 pone : « personas sospechosas de participación en el crimen ». No hubo crimen. El pueblo se movilizó para defenderse y enfrentar a los sublevados, los primeros en ocasionar muertes en el pueblo.
Se apuntó en 1939 : « Todos los socialistas… directa o indirectamente » y se menciona a muchos miembros del PSOE, al que no pertenecía ninguna mujer.
Nicolasa Caballero, hermana del alcalde Pedro Caballero, no pertenecía al PSOE.
El crimen lo cometieron los apuntados en la columna “Nombre y apellidos de la víctima », de los cuales se da la filiación poliítica en la comumna siguiente : todos pertenecían a Falange Española o Juventud Católica (menos, al parecer, Rufino Escudero Piñero, cuyo hermano Casimiro era también jefe de Falange).
Página 8 (Estado N° 1) noto que Daniel Ventero Plaza también pertenecía a Falange Española y de las JONS y a Juventud Católica
En la columna « Si fue encontrado su cadáver… » varios sublevados habrían sido encontrados en el Monte Alamín. No fueron enterrados en fosas ni cunetas como los republicanos, sino en el cementerio, aunque fueran fusilados en el Monte.
Varios propietarios y caciques fueron verdaderos tiranos con los trabajadores. Los fascistas solían (suelen) achacar a sus enemigos sus crímenes.
Página 12 : Juliana Merino Plaza « poseía una pistola ». A las mujeres no se las intervino en nada a pesar de cogérselas con armas.
En la columna : « personas sospechosas de participación en el delito » se menciona a varias mujeres. No participaron en nada las de izquierdas.
Puedo mencionar los lugares del pueblo donde hubo focos de sublevación. (Lo expliqué tanto a Federico Calabuig París de « Arte contra la Violencia » en abril de 2008, como en octubre de 2008 en la Agrupación Socialista de Chamartín ante unas cien o más personas, algunas venidas expresamente de La Torre para la ocasión).
La casa de Marcial Domínguez fue uno de esos focos.
Página 13 pone que Eudaldo Serrano, José García Plaza y otros se encautaron de las posesiones (lista a la izquierda) de Antonio Ventero Sánchez, lo que es absolutamente falso.
Amador Domínguez Yela murió en el Ayuntamiento tras agredir a un vigilante que se defendió.
Página 14 pone : « sucinta relación del hecho delictivo ». No hubo tal delito. A la hermana del Jefe de Falange (Josefina Aguado López, llamada “La Pepita”) le incautaron los bienes por ser su casa centro de la sublevación. El padre no fue asesinado sino que , desesperado por el comportamiento de su hijo y el desastre que ocasionó tanto en su casa (circulaban cancioncitas de burla sobre la dejadez y el descuido de la hacienda por el hijo), como en el pueblo, se suicidó. Juan Aguado López, dirigente de la sublevación, fue ajusticiado por las autoridades del pueblo, no por un supuesto « Comité rojo ».
Si se apuntaron mentiras y calumnias, llamando « Comité rojo » y « hordas marxistas » a las autoridades legales y al pueblo que las sostenía en su gran mayoría al ser agredido por las que se podría calificar de « hordas fascistas » que esperaban refuerzos de Toledo (concentrados en el Alcázar), el documento archivado por el juez Justo Aguado (de la Torre) y el fiscal llamado (por azar) La Torre (ver expediente del juicio sumarísimo nuestro celebrado en noviembre del 39 en Madrid, también firmado por dicho fiscal de nombre predestinado), atestigua la consabida realidad histórica española : la complicidad rotunda de la Iglesia (Juventud Católica) con la Falange en la sublevación. Pocos no pertenecían a una o a ambas instancias.
¡ Yo no dudo en llamarlas “hordas fascistas” !
Daniel Serrano Recio, (nacido en 1920 en La Torre de Esteban Hambrán, vecino del pueblo en 1936, hermano del teniente-alcalde Eudaldo Serrano Recio)
París, 29 de noviembre de 2009.
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